Quebrada del Condorito

Hace ya mucho tiempo teníamos la semana de campamento.  Durante varios años hicimos muchos, en diferentes épocas del año, pero designamos los días entre el 25 y el  30 de Diciembre como nuestra semana fija de campamento. No podíamos ir muy lejos, tenía que haber aventura y tenía que ser lo suficientemente desafiante para gustar del camino y reconfortante al llegar.

Designamos, “la quebrada del condorito” donde hacia practicas el Club Andino Córdoba, unos 120 km de la ciudad. Se empieza con un ómnibus hasta “El Cóndor”, una antigua posta entre los valles de Traslasierra  y las sierra Chicas. Un camino muy sinuoso donde no era fácil pasar y tenía que ser un vehículo pequeño.  Hay muchos puentes colgantes, con curvas de 360 grados y a veces había que hacer marcha atrás para doblarlas.

Llegamos a la posta. Bajamos. Una sensación de vacío, temor y aventura, estábamos a nuestro suerte, no sabíamos bien a donde ir, pero sabíamos que teníamos que seguir una pirca de piedra hecha durante la época de la colonia. Luego se caminaba en la cima de la montaña, en la divisoria de aguas.

Magnifica fue la caminata, empezamos a eso de las 7 am pues recién el sol despuntaba. Varias ciudades y pueblos a lo lejos, muchos lagos, ríos, uno se siente pequeño ante la inmensidad de lo que veíamos.

Sabíamos que teníamos que topar con la quebrada después de 8 horas de caminata más o menos, entonces encontraríamos una “Y” invertida de piedra con vegetación que nos indicaría la presencia de la quebrada y una cueva donde dormiríamos por unos días.

Caminamos ese tiempo y  no encontrábamos ni la quebrada ni la cueva. Nos entramos a desesperar después de 3 horas de buscar por todos lados. Llego la noche,  teníamos que hacer campamento en la cima, y entre las rocas. Son montañas donde no abunda la vegetación, piedra pura.

No nos quedó otro recurso que armar la carpa ahí nomás. No pudimos hincar los parantes de la carpa por las piedras. Hicimos lo que pudimos, pero la carpa se venía abajo pues siempre hay viento. No quedó otro remedio que dos durmieran sentados teniendo los parantes y dos acostados. Luego nos cambiamos de posición. Una noche de perros.

Amaneció, y ya estábamos tomando algo con las primeras luces del sol, un frio infernal, corriendo alrededor de la fogata donde calentábamos el agua para el café. Cuando terminamos, armamos todo y de nuevo el mismo problema, para dónde ir? 

Veíamos a la distancia pueblos y calculamos que el más cercano estaba a 3 días de caminata bajando, lo que era un verdadero problema, pues descender hace mucho daño a las rodillas. Decidimos que la teníamos que encontrar en 3 horas, si no teníamos que empezar a bajar a ese pueblo.

Silencio entre nosotros, si nos hablaban gritábamos. Con angustia y dolor en todo el cuerpo por la noche pasada, empezamos a buscar la famosa quebrada. Unas dos horas después divisamos un corte en la montaña lo que podía ser  la quebrada.

Lo era. Encontramos la famosa “Y” invertida donde al frente estaba la cueva. Llegamos a la misma exhaustos, pero contentos. Nos reíamos, abrazamos, parecía que se nos iba la angustia a medida que pasaba el tiempo. Ese fue uno de los momentos inolvidables de mi vida: la alegría de haber llegado, de que pudimos, no nos vencimos y sobre todo lo compartimos entre los 4 amigos.

Juan Carlos M
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By Juan Carlos M

Nací hace mucho tiempo en Argentina, viví en varios países, me mude como 15 veces, ahora estoy en lo que espero sea el ultimo, en Hollywood, Florida USA.